Neymar tenía la misión ante el Celtic de Glasgow de conseguir que le sacaran una cartulina amarilla para descansar en el partido ante el Borussia Moenchengladbach y llegar libre de cargas a los octavos de final de la Champions League, pero sus métodos no gustaron al cuerpo técnico.
El delantero brasileño estuvo a punto de marcharse expulsado cuando tuvo un rifirrafe con el defensa Lustig e intercambió varios golpes con él que le pudieron costar caro. Luis Enrique le recriminó la acción a Neymar a la finalización del encuentro porque casi compromete todo el trabajo del equipo y encima se hubiese perdido el siguiente partido sin haberse quitado la sanción de las amarillas de encima.