Messi sabe que en París no hay un Laporta o Bartomeu: su padre recibe la mayor humillación

El argentino lo puede pasar muy mal esta temporada

Messi estaba acostumbrado en Barcelona ha que todo el mundo le bailase el agua. La afición aplaudía cualquier cosa suya, sin ser críticos, aunque se borrase en humillaciones históricas. Nadie cuestionaba nada y la prensa ayudaba a que se generase un discurso de sobreprotección.

Pero en París ya ha visto que las cosas son diferentes. Su afición le ha criticado y silbado, no pasándole la desastrosa campaña que ha firmado. Pero además, si estaba acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo, con la directiva a su favor, aquí las cosas son diferentes.

Al-Khelaïfi no es ni Laporta ni Bartomeu, que se dobleguen a las exigencias del argentino, haciéndole un equipo a su medida. Y es que si Leo junto a su padre tenían voz y voto, ahora han visto como han recibido la mayor humillación, quedando relegados a un segundo plano.

Porque tras su fracaso de primera temporada en el PSG, ya no es la gran estrella, sino que lo es Mbappé. Tampoco podrán mandar, ya que el movimiento de traer a Luis Campos es precisamente para cortarles las alas. E incluso están dispuestos a largar a Pochettino y Neymar pese a la oposición del rosarino.

Ya no es el protagonista ni al que todos tienen que hacer caso. Ahora mismo es un actor secundario, relegado en el escalafón del equipo. Sus decisiones no importan en el Parque de los Príncipes, ya que el que sí que tiene poder para tomar decisiones es Mbappé.