Paco González, testigo en el juicio por el intento de asesinato de su mujer

Semana muy complicada para el locutor Paco González. Y es que el periodista asturiano de COPE se ha visto obligado a comparecer como testigo del juicio por el intento de asesinato de su mujer. Les ponemos en antecedentes: en febrero de 2014 los teletipos de distintas agencias anunciaban el intento de asesinato de Maite, esposa de Paco, a manos de una tal Lorena Gallego.

Días después se supo que Lorena era una fan incondicional de González, al que visitaba cuando podía en los estudios de la Cadena SER primero y COPE después. La atracción fatal de Lorena hacia Paco llegó a tal extremo que la joven contactó con unos sicarios para que éstos acabasen con la vida de su mujer, Maite. Ante la imposibilidad de acceder a asesinos a sueldo, Lorena se pertrechó de cuchillos, grilletes, dos pistolas simuladas y almohadones con la fotografía del locutor para asaltar el coche de Maite, que recibió varios puñaladas al igual que su hija María, que le ayudó a salvar la vida junto a un empleado de una perrera.

 

La Otra Crónica de El Mundo

Cuando parecía que lo peor había pasado, con su mujer e hija fuera de peligro, González recibió un dardo inesperado: El Mundo publicó días después de la salvaje agresión una entrevista al padre de su enfermiza fan, que señaló que: "Su hija se veía con el locutor, al que visitó entre noventa y cien veces en menos de tres años." El texto, publicado en La Otra Crónica, insinuaba incluso las infidelidades de González con la joven, algo que el periodista calificó de "periodismo repugnante". El director de Tiempo de juego ha dado su versión en el juicio: "Lorena empezó a venir en 2010. Llamó la atención de que se quedaba hasta el final. Parecía una oyente extraordinariamente fiel. Se quedaba sola y nos decía qué hacéis y le decíamos que íbamos a tomar una copa".

Además añade: "Jamás en mi vida estuve con Lorena a solas. Nunca. Ni fuera ni dentro de la radio. Quisimos ser amables porque era una oyente fiel. Nunca pensé que estaba obsesionada conmigo. Me declaró su amor y le dije que no. Y hasta luego. No pensé que llegaría a más". El asturiano también ha declarado que tras esta declaración amorosa dio instrucciones para que a Lorena, que dice ahora arrepentirse, no la dejasen entrar más en las instalaciones de la Cadena COPE.

 

El testimonio de su ex compañera

Hace unas semanas el programa matinal Espejo público contó con el testimonio de una compañera de cárcel de Lorena, que se le presentó tal que así: "Estoy enamorada, tiene 47 años y se llama Paco". Según la ex presa, la fan de González habría dicho que pagaría todo el dinero del mundo por ver a su mujer muerta. A tal extremo llegó su nivel que las compañeras anduvieron detrás de la reclusa hasta que la pillaron tirando a la basura la medicación que se tenía que tomar y descubrieron su implicación en la agresión al echarse a llorar cuando la voz de Paco apareció a través de un aparato radiofónico. Su compañera también desveló que Lorena le pidió volver a intentar el crimen: "Me pidió que buscara a alguien para matar a su esposa, pero dejé de escribirla porque estaba enferma mental. No era amor, era obsesión".

 

¿Arrepentida? 

Pero esta pasada semana Lorena Gallego se presentó al juicio y dio un testimonio que en nada se ajusta a lo desvelado por su ex compañera: "Era el hombre de mi vida y me enamoré excesivamente de él. Quiero pedir disculpas a las víctimas, y a todo aquel que haya sido herido, me siento muy culpable, estoy muy, muy arrepentida, no paro de arrepentirme cada día de mi vida. Ojalá estas personas me puedan perdonar, no era mi intención hacerles nada, ojalá sean muy felices". El fiscal pide para la procesada 34 años de internamiento en un centro psiquiátrico al considerar que sus facultades estaban dañadas por un trastorno delirante de tipo erotomaníaco.

Imaginamos y entendemos la durísima situación por la que está pasando Paco González. Y no podemos más que reconfortarle para que esta pesadilla que le está tocando vivir acabe cuanto antes. Recibe nuestra consideración más sincera, compañero.